La casa, la enagua

Alexia Miranda

Un tejido sonoro para habitar

Exhibiéndose

“La Casa, la Enagua- Un tejido sonoro para habitar” es una propuesta de performance art de la salvadoreña Alexia Miranda en la que la artista resignifica el miriñaque y la enagua, símbolos históricos de represión femenina, y los convierte en un hogar, un refugio para habitar a través del tejido colectivo con la idea de sanar en comunidad.

Según el curador Pancho López, la artista se apropia de un símbolo histórico de la represión del cuerpo femenino: -la enagua-, una pieza de sostén de las faldas amplias, en forma de campana del siglo XIX que tiene forma de una jaula y que, representó por años la castidad y la elegancia en las mujeres. Alexia, a través de la construcción de una gran estructura metálica sobre la cual se elabora el tejido con gasa estéril, crea nudos conectados entre sí alrededor dando forma a un gran miriñaque. A través de este proceso, la artista resignifica este símbolo por medio del tejido que se irá construyendo de manera colectiva con el apoyo del público que la observa, la desborda y en este caso, la extiende varios metros hasta convertirla en un refugio, en un albergue, -una casa-. De esta forma, la estructura se convierte en lo opuesto a lo que ha simbolizado históricamente.

Alexia, a través de la construcción de una gran estructura metálica sobre la cual se elabora el tejido con gasa estéril, crea nudos conectados entre sí alrededor dando forma a un gran miriñaque. La intervención será un proceso de cambio y de construcción colectiva en la que a lo largo del tiempo la pieza se transformará con la participación del público, con la intención de elevar la estructura del piso y convertirla ella misma en una casa. Con la colaboración espontánea de los públicos, la obra será tejida y se extenderá hasta crear una fiesta, un carnaval, un albergue y un refugio para jugar, para habitar, para entrar en un microespacio de protección y sanación. En esta acción; el espacio privado, íntimo del cuerpo femenino representado por la estructura de la enagua se abre para convertirse en un espacio público que alberga la diversidad y la inclusión. 

Finalmente, las hebras finales del tejido llevan cascabeles y campanas, haciendo de esta una pieza sonora que tintinea mientras la gente  teje y habita la pieza. Pancho López, el curador de la obra, afirma que “La casa, la enagua” se complejiza, ya no es sólo la interacción y el intercambio en la obra física, sino que paulatinamente se agregan capas de sonido, poco a poco el espectador podrá observar que se suman elementos que aportan cada uno su propio simbolismo, cada movimiento provoca un ritmo o un silencio, cada acción conlleva un significado y el universo sonoro y visual  se transforma con cada cuerpo interactuante, creando al final una maraña de situaciones que nos remiten al juego, al movimiento y la ensoñación, a través de los elementos de la obra. Así, Alexia nos propone una experiencia que se convierte en un tejido sonoro para habitar.

Créditos fotográficos: Brenda Vanegas

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