Cuentos y Héroes
Un recorrido sobre historias reales que hay que conocer, cuentos que se han olvidado y personajes que hay que recordar.
Sobre tristes historias reales que ojalá fueran mentira, cuentos que nunca llegarán a ser verdad y algunos personajes que se te van a olvidar.
En esta imagen, de la escultura “Monumento a Atonal” en el Balneario de Atecozol, de Valentín Estrada.
Este personaje surge a partir de otra versión del nombre de “Atlacatl”, quien fue un personaje que no existió y que, a su vez deriva de una traducción del memorial de Tecpán-Atitlán del cakchiquel al francés que hace Charles Brasseur, donde él dice: “Pedro de Alvarado arribó a Cuscatlán y dio muerte a Atlacatl y a los señores de su corte”. Pero, en 1948 el guatemalteco Adrián Recinos hace una traducción directa del cakchiquel al español, del memorial y define a Atacat como un poblado (Escuintla), y no como a una persona.
Aun así, Atlacatl y Atonal se vuelven personajes símbolos que representa la lucha de los indígenas de Cuscatlán contra los españoles, pero es un mito y probablemente el personaje nunca existió, pues los nombres derivan de una traducción que se ha puesto en duda, transformándose en un cuento más.
José Simeón Cañas, nace en Zacatecoluca en 1767, y cuando es niño su familia se traslada a Guatemala para apoyar sus estudios, llegando a ser director de la Real y Pontificia Universidad San Carlos en Guatemala, posteriormente diputado y propone la abolición de la esclavitud en 1823 a las Provincias Unidas de Centroamérica, siendo abolida en 1824 en Centro América, más de 40 años antes que en Estados Unidos (1865).
Este conjunto escultórico fue realizado por Benjamín Saúl en 1967 y está ubicado en el parque central de Zacatecoluca; son tres esculturas en bronce, la primera es la representación de un esclavo liberado, la segunda una escultura de José Simeón Cañas, dando un paso adelante y señalando hacia abajo, como indicando un punto de inicio, y la tercera una madre que levanta un bebe, como referencia a la libertad, quizás como referencia a una nueva época, y a un nuevo futuro para las siguientes generaciones.
Maximiliano Hernández Martínez es una de las figuras más polémicas en la política e historia salvadoreña, especialmente por ser quien dirigió la matanza del 32 contra los comunistas pero que acabó con la vida de muchos indígenas. Sin embargo, bajo su mandato se creó el Banco central de reserva, y por un tiempo nos liberó de la deuda externa, entre otras acciones de beneficio social.
En el retrato atribuido a Miguel Ortiz Villacorta, observamos a Maximiliano con un uniforme militar de alto rango con una expresión de confianza y seriedad. Con un marco tallado en los talleres de Acisclo Acosta, donde el caballete y el marco florido puede relacionarse con prosperidad, con un águila sobre su cabeza que se suele vincular con poder y respeto, y el escudo bajo el retrato como referencia a la nación bajo él.
Sobre papel se imprime el retrato de Alberto Masferrer, grabado hecho por Camilo Minero aproximadamente en 1960, en el cual un halo de luz enfatiza el contorno de la cabeza, podría ser una sutil referencia a su rol de pensador. Uno de sus más conocidos trabajos es el “Mínimum vital” en el que aboga por que cada salvadoreño tenga lo mínimo para vivir dignamente, lo cual se vuelve un recordatorio constante de que hay salvadoreños que aún no lo tienen, y contundente evidencia de que hay personajes heroicos que no son realmente escuchados.
Pero, durante el gobierno de Maximiliano Hernández Martínez se da un fuerte impulso a la educación; se construyen un promedio de 20 escuelas por año, se da una reforma educativa, incluso la materia de “moral y cívica” que se impartía en primaria y secundaria fue especialmente atendida por el dictador.
La pintura “Lección bajo el Amate” de Luis Alfredo Cáceres Madrid de 1943, retrata una clase a la sombra del árbol, donde los niños y niñas cómodamente estudian, solos o en grupo. Si bien hace referencia a cómo se está llevando la educación al campo, la imagen también idealiza la falta de un espacio adecuado de estudios. Sin dudas este esfuerzo en desarrollar la educación será importante, si consideramos que estudiantes y profesores fueron determinantes en la huelga de brazos caídos de 1944.
Otro personaje relevante es Prudencia Ayala a quien se le conoce porque fue la primera mujer que se propuso como presidenta en América Latina. Pero ese hecho fue una de muchas acciones que buscaban la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en su época; ella alzó la voz en distintas ocasiones, incluso llegó a publicar su propio periódico “Redención femenina”.
La pintura de Mayra Barraza, “Prudencia Ayala vive”, es un retrato realizado de manera gestual, que invita a cualquier mujer y en especial a la salvadoreña, a sentirse identificada, ya que al no ser un dibujo tan depurado podría ser cualquier otra.
La pintura es a su vez un discurso político, es un grito de protesta, que refleja la necesidad de ser escuchada, e invita a otras mujeres a ser tan valientes como ella, y a mantener y promover los ideales de igualdad.
En ese sentido es necesario destacar el rol de la mujer en el contexto local, y como en la pintura su representación, no solo es como musa y reflejo de la belleza, sino también como sinónimo de cuidado, maternidad, fertilidad entre otros.
En la pintura “La virgen del conqué” de Valero Lecha, se muestra a una mujer con un traje típico de volcaneña y con matas de maíz y montañas de fondo, con los brazos y manos alzados como si estuviera haciendo una oración.
La virgen como advocación religiosa es una figura que cuida y protege casi de manera maternal para los creyentes, y así la figura femenina en la pintura de Lecha refiere a este ser que cuida, protege y conforta; Pero además al relacionarla con uno de los principales productos de la alimentación local, el maíz y además el paisaje, es posible considerar la idea de fertilidad y vincularlo con un rol como proveedora, que se enfatiza con él “con qué” comer; lo cual podría ser una referencia a esta mujer que alimenta, y es que, tradicionalmente es ella la que prepara los alimentos en el hogar.
Lo cual no es lejano a la realidad pues en el contexto local, desde hace tiempo también ha sido sostén de muchísimos hogares. De manera que ya no solo cuida, protege, sino que sustenta y provee en el hogar.
Así como el rol de la mujer ha sido destacado en la sociedad el rol de los campesinos y obreros es indispensable, y en las pinturas “El algodón”, que muestra la recolección del algodón, “Cortadoras de café” que representa el proceso de recolección del fruto, y “La molienda” que retrata el proceso de extracción del jugo de la caña de azúcar, que son de 1943 de Mejía Vides, y hacen referencia a sectores agrícolas y privados altamente productivos. La obra “Trabajadores” de Julia Díaz de 1940 hace referencia al sector público, pues están construyendo caminos. Además, apuntan a la gran cantidad de personas involucradas en cada labor.
Estas obras nos muestran a los campesinos, como los trabajadores que mantenían la economía del país, el pueblo se convierte en el héroe sin reconocimiento, que al final es explotado.
El pueblo es explotado con el apoyo de los gobiernos militares que poco a poco recrudecen las medidas de control social, y posterior a la guerra del 1969 la situación política, económica y social terminará en una guerra civil en la década de los 80.
En la guerra puede haber actos heroicos, pero definir a un bando como héroe es injusto para el otro, especialmente cuando fue una situación que llevó a un enfrentamiento armado a un mismo pueblo.
La pintura “Los granitos en la guerra civil de El Salvador” de 1987, de Bernabé Crespín es un claro ejemplo de cómo las ideas, ideales y ambiciones muchas veces nos llevan a la muerte y a la locura.
En los noventas después de los acuerdos de paz, se otorgaron facilidades para la construcción de maquilas en el país como estrategia para la generación de empleo dirigido a los salvadoreños y salvadoreñas que quedaban después del conflicto; de estas empresas la mayoría se dedicaron a la industria textil, y el 80% de la mano de obra eran mujeres en el 2000, y según varios artículos son cabezas de hogares monoparentales.
La obra “Falsa franca” de Dalia Chévez de 2009 usa las figurillas de barro de Ilobasco, para representar una maquila en proceso de producción, donde las mujeres están siendo vigiladas por personajes masculinos, pero además por una cámara en circuito cerrado, como referencia a una forma actualizada de explotación.
Los frutos no caen lejos de su árbol, y si derivamos de procesos violentos no podemos esperar que los procesos posteriores dejen de serlo; la posguerra con políticas que buscaron olvidar en lugar de resarcir y muchas otras que no generaron los beneficios sociales adecuados fueron un caldo de cultivo para las maras.
La obra de Mayra Barraza, “El ángel del profeta” de 1998, es una de las primeras representaciones que podemos relacionar a estos grupos a través de este personaje que puede ser un villano o un antihéroe.
El fondo rojo recuerda a la sangre y la violencia, la ventana con rejas como referencia a la cárcel, las texturas ásperas del fondo que transmiten cierta agresividad, su postura como intentando observarnos, sus manos atrás que bien podrían estar esposadas o escondiendo algo, sus ojos ocultos que no muestran sus intenciones, la falta de camisa que deja ver su tatuaje en el pecho y las alas falsas y casi transparentes. Toda la escena y el personaje transmiten la sensación de agresividad, inseguridad y desconfianza.
Así la violencia y los grupos delincuenciales hacen parte de problemáticas sociales que no se han terminado de resolver incluso 30 años después de los acuerdos de paz. Esta situación de vulnerabilidad social se agrava entre otras cosas por, la falta de promoción de la memoria histórica y la necesidad de mejorar la calidad de la educación a nivel nacional, lo que puede provocar que se cometan errores pasados.
La obra “El tirano” de Ricardo Flores de 2015, es una referencia a dicho personaje, destacando la “dureza” de su cabeza al ensamblar una mandíbula humana hecha de resina a una piedra tallada para este fin.
La intransigencia parece superar la muerte; como si las ideas que volvieron un tirano a dicho personaje siguieran vigentes. Siendo un recuerdo constante de que los errores pasados pueden acontecer en el presente.
Y así, a través de esta breve selección se muestra como algunas obras de arte local, se transforman en un constante recordatorio, y nos hacen presentes nuestras historias, a sus héroes, heroínas y a los villanos.