Contradicciones y complementos
Las obras registran su época, las ideas y visiones de su momento histórico a través de la perspectiva de los artistas.
Las obras como metáforas, un recorrido en dúos de imágenes que nos permiten hacer evidentes las contradicciones y complementos que nos rodean.
La primera es la escultura “Atlacatl” de Valentín Estrada de 1921, y la segunda es una fotografía de Feliciano Ama, líder indígena del levantamiento de 1932. El primero representa la lucha de los indígenas de Cuscatlán contra los españoles, pero es un mito y probablemente el personaje nunca existió, pues su nombre deriva de una traducción que se ha puesto en duda. El segundo es una persona real que se alzó contra el gobierno de turno ante una situación socio económica grave que sufría el país en ese momento, pero fue capturado y ejecutado.
Ambos son una referencia de líderes indígenas, pero con Atlacatl hay un esfuerzo por traerlo y promover su imagen, pues la escultura es realizada en España, traída por el gobierno en 1928 y ubicada en un espacio público. Pero, al contrario, Feliciano es silenciado y asesinado unos años después, en enero de 1932 cuando se da el levantamiento campesino que fue aplacado por el gobierno, provocando su muerte y la de muchos campesinos e indígenas.
Es obvio que hay un liderazgo indígena adecuado para el interés particular del gobierno de la época.
Las siguientes obras muestran dos representaciones diferentes de indígenas, no solo por la época en que son realizadas sino porque hacen referencia a una construcción de la imagen del indígena. La primera de Euguene A. (dibujo) y Al. Roland (litografía) “Indígena” de 1877, es un registro de una indígena que carga un bolso como un tlameme, y probablemente se trate del retrato de una empleada doméstica. La segunda imagen es un retrato de una chica sin nombre realizado por José Mejía Vides, de título “La lavandera”, que hace referencia al trabajo de lavar ropa ajena, --en un río, pues se observa una cascada y piedras al fondo--, pero idealizada al plantear una pose que acentúa las curvas de su cuerpo, con el torso desnudo mientras posa, y con una sutil sonrisa. Dos perspectivas muy diferentes, una es un registro, y la otra una visión idílica de la mujer indígena local.
Euguene A. Guillon (dibujo) y Al. Roland (litografía)
Indígena
De París a Guatemala, Notes de Voyages au Centre-Amerique 1866-1875, de
J. Laferriére, 1877
Litografía
10 x 6.5 cm
Colección privada
Las siguientes obras muestran dos representaciones diferentes de indígenas, no solo por la época en que son realizadas sino porque hacen referencia a una construcción de la imagen del indígena. La primera de Euguene A. (dibujo) y Al. Roland (litografía) “Indígena” de 1877, es un registro de una indígena que carga un bolso como un tlameme, y probablemente se trate del retrato de una empleada doméstica. La segunda imagen es un retrato de una chica sin nombre realizado por José Mejía Vides, de título “La lavandera”, que hace referencia al trabajo de lavar ropa ajena, --en un río, pues se observa una cascada y piedras al fondo--, pero idealizada al plantear una pose que acentúa las curvas de su cuerpo, con el torso desnudo mientras posa, y con una sutil sonrisa. Dos perspectivas muy diferentes, una es un registro, y la otra una visión idílica de la mujer indígena local.
José Mejía Vides
Lavandera, 1960
Vinilita sobre masonite
90 x 77 cm
Colección privada
Eadweard Muybridge en su fotografía “Harvesting at San Isidro” (Cosechando en San Isidro, Guatemala) de 1875-77, nos muestra un campo de cultivo de café a finales de 1800 donde los y las recolectoras trabajan al sol con sus cotidianas y mínimas ropas en un proceso que exige tiempo, cuidado y esfuerzo físico al cargar los canastos y costales llenos de frutos.
En contraste la pintura “Fructidor” de Ana Julia Álvarez de 1935, muestra mujeres que llevan en sus canastos frutos para la venta, con expresión relajada y rodeadas de una tropical y agradable vegetación; una escena casi idílica que contrasta con la precariedad y el baño de sol de las personas en la fotografía; siendo un ejemplo de la idealización del trabajo en el campo.
Eadweard Muybridge en su fotografía “Harvesting at San Isidro” (Cosechando en San Isidro, Guatemala) de 1875-77, nos muestra un campo de cultivo de café a finales de 1800 donde los y las recolectoras trabajan al sol con sus cotidianas y mínimas ropas en un proceso que exige tiempo, cuidado y esfuerzo físico al cargar los canastos y costales llenos de frutos.
En contraste la pintura “Fructidor” de Ana Julia Álvarez de 1935, muestra mujeres que llevan en sus canastos frutos para la venta, con expresión relajada y rodeadas de una tropical y agradable vegetación; una escena casi idílica que contrasta con la precariedad y el baño de sol de las personas en la fotografía; siendo un ejemplo de la idealización del trabajo en el campo.
Ana Julia Álvarez
Fructidor, 1935
Óleo sobre lienzo
Aproximadamente 150 x 230 cm
Colección privada
En estas dos obras comparten personajes en posiciones similares, la pintura “El cristo del maíz” de Noé Canjura es el primer ejemplo conocido de una obra que rompe con la idealización indígena; pues desde el título hace referencia a la crucifixión del personaje que bien podría representar a un campesino y/o un indígena, realizada aproximadamente en 1946, recién terminada la dictadura de Martínez.
La segunda obra el “Monumento a la revolución” de Violeta Bonilla y Claudio Cevallos, un mosaico de piedras de colores traídas desde distintos puntos del país, formando un hombre que alza las manos como símbolo de libertad, para conmemorar la revolución de 1948. Evento en el que se depone al General Castaneda Castro, elegido presidente en febrero de 1945, como único candidato, y que continuó con un tipo de gobierno muy similar al de su antecesor Maximiliano Hernández Martínez, depuesto por la huelga de brazos caídos en 1944.
Dicha revolución permitirá un proceso gradual de desarrollo económico, social y cultural, pero siempre bajo la dirección de gobiernos militares. Ambas imágenes son ejemplos de un cambio de época y de pensamiento, la primera reflejo de la derrota y represión de campesinos e indígenas, finalmente expresada en la plástica nacional y la segunda una obra monumental y triunfante; de esta manera las poses similares son diametralmente opuestas en intensión.
En estas dos obras comparten personajes en posiciones similares, la pintura “El cristo del maíz” de Noé Canjura es el primer ejemplo conocido de una obra que rompe con la idealización indígena; pues desde el título hace referencia a la crucifixión del personaje que bien podría representar a un campesino y/o un indígena, realizada aproximadamente en 1946, recién terminada la dictadura de Martínez.
La segunda obra el “Monumento a la revolución” de Violeta Bonilla y Claudio Cevallos, un mosaico de piedras de colores traídas desde distintos puntos del país, formando un hombre que alza las manos como símbolo de libertad, para conmemorar la revolución de 1948. Evento en el que se depone al General Castaneda Castro, elegido presidente en febrero de 1945, como único candidato, y que continuó con un tipo de gobierno muy similar al de su antecesor Maximiliano Hernández Martínez, depuesto por la huelga de brazos caídos en 1944.
Dicha revolución permitirá un proceso gradual de desarrollo económico, social y cultural, pero siempre bajo la dirección de gobiernos militares. Ambas imágenes son ejemplos de un cambio de época y de pensamiento, la primera reflejo de la derrota y represión de campesinos e indígenas, finalmente expresada en la plástica nacional y la segunda una obra monumental y triunfante; de esta manera las poses similares son diametralmente opuestas en intensión.
Violeta Bonilla y Claudio Cevallos
Monumento a la Revolución de 1948, 1955
Mosaico de piedras
25 x 16 m de longitud de curva
Patrimonio Nacional
Dos obras muy distintas, la primera realizada en piedra a tamaño monumental y la segunda realizada en papel y de tamaño pequeño, contrastan por sus técnicas y formatos.
La primera es el “Monumento a la Libertad” realizada por Francisco Zúñiga, nacido en Costa Rica y nacionalizado mexicano, en 1956, y consta de nueve figuras entre las que se observan el obrero, el soldado con el fusil apuntando hacia abajo en actitud pacífica y con un especial énfasis en la simbología de la mujer, pues se representa a la madre, a la patria, la bandera, la libertad, y es ella quien sostiene la constitución. La obra conmemora la constitución de 1950, momento en el cual inicia una etapa de desarrollo económico, social y cultural en el país.
Sin embargo, en los 60 la población seguía enfrentando conflictos que los obligaban a realizar éxodos debido a la limitación de tierra de cultivo, situación económica, represión militar y conflictos armados. Y la represión militar, ejercida a la población, durante la mayor parte del siglo XX en nuestro país, se refleja en la segunda obra de Camilo Minero, “Huyendo del cerro” de 1960. Simbólicamente en la dirección contraria a la señalada por la fotografía del monumento, para enfatizar cómo los esfuerzos fueron insuficientes.
En el contexto de guerra civil, las deformaciones, personajes bizarros, escenas violentas o satíricas, incluso vulgares, no son extrañas en la pintura local, pues refieren a las atrocidades de dicha época. Un buen ejemplo es el tríptico de Antonio Bonilla “Pompas fúnebres” de 1989, que con su formato recuerda a un retablo religioso, donde la guerra, sus distintos autores, horrores e injusticias son representadas de manera resumida, burlesca e irónica.
Dicha obra se puede complementar con la segunda imagen, el dibujo de Dagoberto Nolasco “Los héroes están cansados” de 1992, año en que se firman los Acuerdos de Paz; en la cual se observa un soldado lisiado rodeado de fantasmas y monstruos, que por fin descansa mientras lo besa una mujer que parece un viento fresco; y su brazo se transforma en una paloma blanca que está a punto de ser mordida por una serpiente, quizás como presagio de la violencia que viviremos en la postguerra.
Antonio Bonilla
Pompas fúnebres (tríptico), 1989
Acrílico sobre madera
23 x 27 x 1.75 cm
Donación de la familia Balseiro, Colección MARTE
En el contexto de guerra civil, las deformaciones, personajes bizarros, escenas violentas o satíricas, incluso vulgares, no son extrañas en la pintura local, pues refieren a las atrocidades de dicha época. Un buen ejemplo es el tríptico de Antonio Bonilla “Pompas fúnebres” de 1989, que con su formato recuerda a un retablo religioso, donde la guerra, sus distintos autores, horrores e injusticias son representadas de manera resumida, burlesca e irónica.
Dicha obra se puede complementar con la segunda imagen, el dibujo de Dagoberto Nolasco “Los héroes están cansados” de 1992, año en que se firman los Acuerdos de Paz; en la cual se observa un soldado lisiado rodeado de fantasmas y monstruos, que por fin descansa mientras lo besa una mujer que parece un viento fresco; y su brazo se transforma en una paloma blanca que está a punto de ser mordida por una serpiente, quizás como presagio de la violencia que viviremos en la postguerra.
Dagoberto Nolasco
Los héroes están cansados, 1992
Tinta sobre papel
48 x 34 cm
Colección privada
Las obras se vuelven registros y metáforas que reflejan situaciones políticas, sociales y económicas complejas, desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad, en algunos casos refieren a momentos y situaciones precisas de nuestra historia contemporánea.
Ejemplo claro es la obra “Lavandera” de Carmen Elena Trigueros del 15 de septiembre de 2014, usa un juego de palabras donde refiere a la bandera como símbolo de la nación y lavandera como persona que realiza dicho oficio doméstico. La artista lava una bandera en la plaza a los pies del salvador del mundo, casi como una súplica; su acción se vuelve simbólica y patriótica pues refleja la necesidad de limpiar el país, quizás de la corrupción.
“Never happened Land” (la tierra de nunca pasará) de Gabriel Granadino de 2018, refiere a un momento en nuestra historia donde, los enemigos de guerra han tenido que aliarse, y la obra nos muestra a un exguerrillero y un ex militar hombro a hombro, abrazados hipócritamente, ambos con la sonrisa forzada, los dientes fracturados y los ojos fijos el uno en el otro, como vigilándose mutuamente. La imagen hace referencia a la necesidad que han tenido ambos bandos de unirse en alguna ocasión para reclamar las indemnizaciones prometidas a ambos bandos después de terminada la guerra y, que en algunos casos, aún siguen esperando.
Carmen Elena Trigueros
Lavandera, 2014
Performance
Duración de aproximadamente una hora
Plaza El Salvador del Mundo
Las obras se vuelven registros y metáforas que reflejan situaciones políticas, sociales y económicas complejas, desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad, en algunos casos refieren a momentos y situaciones precisas de nuestra historia contemporánea.
Ejemplo claro es la obra “Lavandera” de Carmen Elena Trigueros del 15 de septiembre de 2014, usa un juego de palabras donde refiere a la bandera como símbolo de la nación y lavandera como persona que realiza dicho oficio doméstico. La artista lava una bandera en la plaza a los pies del salvador del mundo, casi como una súplica; su acción se vuelve simbólica y patriótica pues refleja la necesidad de limpiar el país, quizás de la corrupción.
“Never happened Land” (la tierra de nunca pasará) de Gabriel Granadino de 2018, refiere a un momento en nuestra historia donde, los enemigos de guerra han tenido que aliarse, y la obra nos muestra a un exguerrillero y un ex militar hombro a hombro, abrazados hipócritamente, ambos con la sonrisa forzada, los dientes fracturados y los ojos fijos el uno en el otro, como vigilándose mutuamente. La imagen hace referencia a la necesidad que han tenido ambos bandos de unirse en alguna ocasión para reclamar las indemnizaciones prometidas a ambos bandos después de terminada la guerra y, que en algunos casos, aún siguen esperando.
Las obras refieren a nuestro momento histórico, abordando problemáticas que nos afectan de manera cotidiana, como en el caso de la obra “Silabario, de la serie Alfabetización” de Danny Zavaleta de 2017. Esta comenta sobre la educación de muchos niños y jóvenes en entornos sumamente agresivos que marcan su desarrollo como individuos y ciudadanos.
En la obra “The box, self portrait series” (La caja, de la serie Autorretratos) de Juan Carlos Lazo Tablas de 2019, observamos distintas figuras que rodean la cara del artista, incluso algunas salen de sus ojos. Personajes como David Bowie con alas de dragón u otros que hacen referencia al anime de Mazinger Z, así como hojas de mariguana; ambas obras poseen elementos relacionados a drogas y violencia, parte de la cotidianidad del contexto actual salvadoreño, en la primera observamos un niño siendo “educado” por lo que parece ser un miembro de grupos delictivos y en la segunda el autorretrato se compone de referencias a la cultura pop, hojas de marihuana y cantantes de rock, los cuales ya hacen parte del imaginario del retrato, como un proceso de asimilación y normalización de todos estas influencias.
Las obras refieren a nuestro momento histórico, abordando problemáticas que nos afectan de manera cotidiana, como en el caso de la obra “Silabario, de la serie Alfabetización” de Danny Zavaleta de 2017. Esta comenta sobre la educación de muchos niños y jóvenes en entornos sumamente agresivos que marcan su desarrollo como individuos y ciudadanos.
En la obra “The box, self portrait series” (La caja, de la serie Autorretratos) de Juan Carlos Lazo Tablas de 2019, observamos distintas figuras que rodean la cara del artista, incluso algunas salen de sus ojos. Personajes como David Bowie con alas de dragón u otros que hacen referencia al anime de Mazinger Z, así como hojas de mariguana; ambas obras poseen elementos relacionados a drogas y violencia, parte de la cotidianidad del contexto actual salvadoreño, en la primera observamos un niño siendo “educado” por lo que parece ser un miembro de grupos delictivos y en la segunda el autorretrato se compone de referencias a la cultura pop, hojas de marihuana y cantantes de rock, los cuales ya hacen parte del imaginario del retrato, como un proceso de asimilación y normalización de todos estas influencias.