San Salvador. Escenario de una Insurrección

“Mucho camino había andado la ciudad, sin privilegios ni proyectos trascendentes, sino haciéndose a sí misma, con esfuerzo, con una existencia que no cesaba jamás y se renovaba periódicamente por que las furias telúricas nunca pudieron doblegarla. Bajo los escombros de una catástrofe y pasado el temor, los habitantes ya estaban reconstruyendo y sustituyendo el miedo por un admirable espíritu emprendedor.”

Pedro Escalante Arce.

San Salvador fue el primer lugar en Centroamérica donde se desarrollaron revueltas contra el poder monárquico español antes de los movimientos independentistas del siglo XVII, y esto se debió a los malestares sociales existentes, por ejemplo:

En 1808 Napoleón invade España y se da la renuncia forzosa de Fernando VII, y en América se dan los movimientos de independencia ante los vacíos de poder, y al haber nuevas autoridades y nuevas reformas en las intendencias se empezó a manifestar la rebeldía y la separación entre criollos americanos y españoles peninsulares, “diferencias que ya habían comenzado a aflorar desde la segunda mitad del siglo XVI, y que para los inicios del siglo XIX eran una amalgama explosiva.”

Además el añil era el principal producto de San Salvador, aquí se producía el 80% de todo el añil de la región centroamericana, pero para el siglo XVII la demanda comenzó a disminuir y por ende el precio.

Cuando las órdenes religiosas realizaron cobros forzosos por exigencia de la corona española, muchos hacendados que habían recibido dinero a cambio de garantías hipotecarias perdieron sus terrenos y las órdenes religiosas se veían forzadas por la “Consolidación de vales reales”, que buscaron recuperar el dinero de los préstamos a particulares por parte de la corona, siendo el reino de Guatemala quien reunía los fondos, que en su mayoría llegaron desde San Salvador; la mayor fábrica de riqueza del Reino de Guatemala.

Guatemala se trasladó de lugar después de los terremotos de 1773, invirtiendo mucho dinero y esfuerzo, pero San Salvador siguió en el mismo valle de Zalcoatitlán a pesar de los muchos terremotos que la dejaron en ruinas varias veces.

Además, a pesar de muchos diezmos nunca se proyectó una universidad para San Salvador, ni centro de estudios superiores u obispado para ésta ciudad. Éstas y otras situaciones fueron creando incomodidades en los habitantes de esta ciudad, para con la capital del reino.


A estos ejemplos también podemos sumar las problemáticas que afectaban directamente a la clase alta, como: La creación de un tributo por capital que debían pagar los ladinos, ejecutado por el intendente Carondelet de Francia, -quien llegó posterior a la conquista napoleónica de España-, y prohibió las coheterías festivas y los músicos ambulantes y quiso “prohibir las reuniones públicas, con penas de azote para los ladinos y multas para los criollos”.

Se construyeron drenajes para aguas limpias y sucias en San Salvador, en los cuales tuvieron que trabajar 30 hombres por barrio casi de manera obligada, aunque el cabildo les pagó esto provocó que se desechara el trabajo de aguador y de poseros para casas.

En general se persiguió la vagancia y una incipiente prostitución y se aumentaron los impuestos al Tabaco y al agua ardiente, y aunque se hizo para crear más milicias, escuelas públicas y de artes y oficios. Esto también afecto directamente a las clases más bajas.

Para ese momento Manuel, Vicente y Nicolás Aguilar, así como José Matías Delgado ya eran figuras influyentes eclesiástica y políticamente. Cuando se detuvo a Manuel Aguilar en Guatemala, y se dio la orden para que sus hermanos se presentaran ante la autoridad arzobispal para ser detenidos; Los rumores sobre las intenciones de asesinar a Matías Delgado, fueron la chispa que detonaron la insurgencia.

Todo lo anterior provocó un malestar generalizado en la población en la que ladinos, criollos y mulatos –“con sus propios reclamos y malestares, y su propio discurso social, pero engarzados juntos en una aventura de insurgencia y rebeldía, de unidad en la diversidad, que los criollos supieron aprovechar, dominar y sosegar”, llevó al movimiento del 5 de noviembre de 1811, donde se depuso a la intendencia, desafiando a las autoridades guatemaltecas, y con miras a construir el primer gobierno edilicio del reino.

“El escenario de la revuelta fue la Plaza de Armas, donde la campana del Ayuntamiento soliviantó todavía más los ánimos, los criollos se impusieron ante el bullicio ladino y le dieron rostro a la insurgencia, apaciguando a los alcaldes de barrio que habían elegido como diputado suyo al joven Manuel José Arce. Un nuevo cabildo fue constituido, fue depuesto el intendente Gutiérrez y Ulloa y a los días se nombró al criollo José Mariano Batres como tal. Y a pesar de la amenaza de milicias despachadas desde los ayuntamientos fieles a la autoridad real, como San Miguel y San Vicente de Austria, El San Salvador insurgente pudo mantenerse hasta que llegó la comisión apaciguadora desde Guatemala”

Fue entonces que asumió como intendente José María Peynado, hasta que la tensa calma se volvió a romper en 1814, cuando se dió una segunda revuelta en la ciudad. Lo anterior ocurrió durante el crepúsculo de la monarquía española en américa, y fue el inicio de la búsqueda de autonomía de San Salvador y sus provincias.

“La insurgencia de San Salvador fue la primera piedra militar combativa de esa áspera, pero entusiasmante gran aventura centroamericana de construcción de los nuevos cinco países.”

Si quieres conocer más sobre el primer grito de independencia de la región centroamericana, puedes consultar el catálogo en línea de la exposición: “San Salvador, escenario de la insurrección” realizada en el Museo de Arte de El Salvador, por la Academia Salvadoreña de la Historia.