El arte de la filigrana en oro y plata

de Zacatecoluca

Finalizada

La filigrana es una técnica de orfebrería basada en adelgazar metales finos, como el oro y la plata, hasta obtener hilos, los cuales se entrelazan para crear piezas, principalmente joyas. Los delicados diseños hacen que sea un arte laborioso, en los que se concede igual valor estético a los espacios ocupados como a los vacíos. Estos hilos pueden ser lisos o retorcidos, es decir, entorchados, utilizando para ello tenazas. Se utilizan minúsculas gotas o hilos entrelazados, o una combinación de ambos, soldados entre sí o a una lámina de metal.

El arte de la filigrana en oro y plata

Es un arte antiquísimo que practicaron los egipcios, etruscos y griegos, pero fueron los orfebres orientales, especialmente los de Damasco (Siria), los más reconocidos. El trabajo de filigrana en plata fue introducido y practicado por los moros en España durante la Edad Media, estableciéndose en toda la península y llevado a las colonias españolas fuera de Europa.


En la América precolombina, el trabajo de los orfebres mixtecos, creando piezas con filigrana de oro, alcanzó una gran difusión en Mesoamérica. En Colombia algunas culturas como La Tolita trabajaba el hilo de oro y plata, pero no entorchado sino estirado. Después de la conquista, los orfebres que llegaron con los españoles aportaron sus sus conocimientos y la técnica de elaborar joyería comienza a diferenciarse, debido a la mezcla entre los conocimientos indígenas y la experticia del maestro joyero europeo.


Se cree que hubo plateros avecindados en la ciudad de San Salvador al menos desde la segunda mitad del siglo XVII ya que en otras ciudades del reino, incluso de menor importancia, los había. En el artículo «Plateros de Guatemala. Centro Plateros Provinciales: Ciudad de San Salvador» aparecen quince maestros plateros activos en la ciudad entre 1788 y 1819. No es de extrañar que algunos oficiales o aprendices de estos maestros, hayan sido originarios de Zacatecoluca o hayan migrado a esta próspera ciudad, cuna de familias nobles.


No es muy claro cuando aparece la filigrana en Zacatecoluca, pero en la segunda mitad del siglo XIX, el oficio de joyería se proyectaba como una de las labores sobresalientes en esta ciudad. La Estadística General de la República de El Salvador registra 6 plateros en Zacatecoluca, entre los años 1858 y 1860. De acuerdo a informantes locales, entre los joyeros viroleños se mencionan a Ángel Castro, Abel Pineda y don José Villagrán, que para 1885 destacaron en la elaboración de coronas y copones para iglesia católica, y en la formación de nuevas generaciones de joyeros en su pueblo natal; estos dos últimos sobresalen ya para 1909 como artífices de la filigrana. Para el año de 1995, solo había tres filigraneros: Manuel Galindo, Wilfredo Barahona (El gordo) y Hernán N., que todavía vendían sus obras en la Platería La Perla y en la platería La Mexicana. Sin embargo, para ese entonces la filigrana tenía poca demanda, ya que las joyas en fantasía y bisutería fueron desplazándola, hasta que poco a poco la hicieron desaparecer.

El Museo de Arte Popular, con el apoyo del Museo de Arte de El Salvador, presentan en esta exposición una muestra de este delicado trabajo de arte popular de variados diseños, como testimonio de la riqueza de nuestra cultura donde imaginación y talento se unen para crear verdaderas obras de arte.


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