Los insectos son parte de nuestro ecosistema, están en nuestra cotidianidad y son indispensables para nuestra sobrevivencia. Algunos son peligrosos y otros grotescos, algunos son bellos y nos causan fascinación inexplicable; y otros transmiten enfermedades. Lo que vemos como amenaza hace que los despreciemos y los matemos como plaga.
Los insectos, como los migrantes, existen por millones, tantos que se vuelven anónimos y pareciera que son prescindibles o desechables, como los residuos u objectos consumibles de usar y tirar.
En la obra de Alecus insectos, personas que migran y desechos sólidos se utilizan mutuamente en la lucha por la sobrevivencia.
Sus obras propician una sensación de inseguridad e incertidumbre y son metáfora del viaje incierto y peligroso que visibiliza una parte de los horrores de la migración. El artista nos muestra personas que, ante una situación económica y social desesperada, buscan el sueño de una vida mejor y se arriesgan a subirse a estos seres monstruosos. Esta es una referencia directa a la precariedad de la travesía, a la condición de menosprecio y a la vulnerabilidad de las personas durante el trayecto.
Alecus nace en México -un país de migrantes-, y por situaciones personales se traslada a El Salvador, cuyo principal producto de exportación son las personas. Además, su trabajo lo ha llevado a colaborar con entidades vinculadas a la migración y a temas de reciclaje. Podemos considerar la exposición como una reflexión personal sobre estos contextos y situaciones, basada en su experiencia de vida, y desde su mirada de artista.